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La Batalla de Arras fue una ofensiva británica durante la Primera Guerra Mundial. Desde el 9 de abril al 16 de mayo de 1917, tropas británicas, canadienses y australianas atacaron las trincheras alemanas cerca de la ciudad francesa de Arras.
Durante gran parte de la guerra, los ejércitos opositores del frente occidental se encontraban en un punto muerto, con una línea continua de trincheras que se extendía desde la costa belga hasta la frontera con Suiza. En esencia, el objetivo aliado desde principios de 1915 era romper las defensas alemanas y penetrar hacia el espacio abierto que había detrás y entablar combate con el ejército alemán, numéricamente inferior, en una guerra de movimiento. La ofensiva de Arras se concibió como parte de un plan para provocar este resultado. Se planeó en conjunción con el Alto Mando Francés, que simultáneamente se embarcó en un ataque masivo (la Ofensiva Nivelle) unos ochenta kilómetros al sur. El objetivo fijado de esta operación combinada era terminar la guerra en cuarenta y ocho horas. En Arras, los objetivos inmediatos del Imperio Británico eran más modestos: atraer a las tropas alemanas desde territorio elegido para el ataque francés y ( capturar el terreno elevado, ocupado por los alemanes, que dominaba la llanura de Douai.
Los esfuerzos iniciales se centraron en un asalto relativamente amplio entre Vimy al noroeste y Bullecourt al sureste. Tras un considerable bombardeo, las tropas canadienses, que avanzaban hacia el norte, consiguieron capturar la significativa cresta de Vimy, y las divisiones británicas del centro también consiguieron importantes avances. Sólo en el sur, donde las fuerzas británicas y australianas fueron frenadas por una defensa elástica, se consiguieron pocos avances. Tras estos éxitos iniciales, las fuerzas británicas entablaron una serie de operaciones a pequeña escala para consolidar las posiciones recién ganadas. Aunque en general estas batallas tuvieron éxito en sus limitados objetivos, muchas de ellas tuvieron como resultado un número de bajas relativamente grande.
Cuando la batalla terminó oficialmente el 16 de mayo, las tropas del Imperio Británico habían hecho progresos significativos, pero no habían conseguido un avance importante en ningún punto. Se probaron en batalla varias tácticas experimentales —por ejemplo, la barrera de artillería rodante, el detonador instantáneo graze fuze, y el fuego anti-batería—, especialmente en la primera fase, y habían demostrado que los asaltos planificados contra posiciones muy fortificadas podían tener éxito. Este sector volvió al punto muerto que tipificó la mayor parte de la guerra en el frente occidental.
Antecedentes políticos
Los años de guerra fueron tiempos de gran agitación. Los políticos de París y Londres se encontraban bajo una gran presión por parte de la prensa, el pueblo y sus parlamentos para que dieran fin a la guerra. Las bajas de las batallas de Gallípoli, del Somme y de Verdún habían sido muy altas y había pocas perspectivas de una victoria a corto plazo. El primer ministro británico, H. H. Asquith, dimitió a principios de diciembre de 1916, y fue sucedido por el "mago galés", David Lloyd-George. En Francia, el premier Aristide Briand, con el temible general (más tarde mariscal) Hubert Lyautey como ministro de defensa, estaba políticamente tocado y dimitiría en poco tiempo, en marzo de 1917.
Mientras, al otro lado del Atlántico, Estados Unidos estaba cerca de declararle la guerra a Alemania. La opinión pública americana estaba cada vez más agitada por una larga serie de ataques importantes de U-Boots contra barcos civiles, empezando por el hundimiento del RMS Lusitania en 1915 y culminando con el torpedeo de siete mercantes norteamericanos a principios de 1917. El Congreso de los Estados Unidos le declaró finalmente la guerra al Imperio alemán el de abril de 1917, pero pasaría más de un año antes de que se pudiera levantar, entrenar y transportar a Francia un ejército adecuado.
Antecedentes estratégicos
Aunque los franceses y británicos pretendían lanzar un ataque en la primavera de 1917, dos desarrollos pusieron minaron el plan. Primero, en febrero, Rusia rehusó comprometerse a una ofensiva conjunta, lo que significaba que la ofensiva a dos frentes que se había planeado se reduciría a un asalto únicamente francés a lo largo del río Aisne. Segundo, el ejército alemán empezó a retirarse y consolidar sus posiciones a lo largo de la línea Hindenburg, descolocando así las suposiciones asumidas para los planes de la ofensiva francesa. De hecho, hasta que las tropas francesas avanzaron para compensar durante la Batalla de Arras, no se encontraron tropas alemanas en la zona planeada para el asalto. Dados estos factores, al principio no estaba claro si la ofensiva prosperaría. El gobierno francés existente necesitaba desesperadamente una victoria para evitar una agitación civil masiva en casa, pero los británicos recelaban de proceder en vista de los cambios tan rápidos que se estaban produciendo en la situación táctica. Sin embargo, en un encuentro con David Lloyd George, el comandante en jefe francés Robert Nivelle consiguió convencer al primer ministro británico de que, si los británicos lanzaban un ataque de distracción para alejar a las tropas alemanas de la zona del Aisne, la ofensiva francesa podría tener éxito. Se acordó que el ataque francés al Aisne se llevaría acabo a mediados de abril y que los británicos harían un ataque de distracción en la zona de Arras, aproximadamente una semana antes.